jueves, 11 de agosto de 2011

Habemus pezón.

Naturalmente, por lógica, por mamones mamíferos que somos, el porqué las mujeres poseen pezones tiene una cierta idem, ya que son la vía natural de alimentar a los retoños de nuestra especie y de las otras que tienen mamoncetes como expresión de la continuidad y perpetuación de las mismas.


Pero en el sexo masculino no hay una razón determinada para que los posean, debido a que no cumplen ninguna función decisiva para la especie y según los preceptos de Darwin, tendrían que haber desaparecido a causa de la evolución natural.

Al igual que los hombres varones, hay algún macho mamífero dotado de ellos, por ejemplo los bóxer, el cánido, no el chino (cfr: 55 días en Pekín). Tampoco confundir este fenómeno con la existencia del Pez On macho, de curiosa morfología.


La explicación de que existan estas protuberancias en el género masculino, estriba en que durante la fase embrionaría en el útero materno, somos iguales fisiológicamente, tanto hombres como mujeres. Cuando somos concebidos, estamos preparados morfológicamente para tener el cuerpo de mujer. Los pezones se forman en la tercera o cuarta semana de gestación aproximadamente y tienen terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos indistintamente del género sexual.

Aproximadamente en la séptima semana de gestación, cuando toca la lotería cromosomática, el cromosoma Y presente en los hombres, permite la producción de testosterona, la cual se encarga de realizar los cambios necesarios para masculinizar el embrión. Gracias, o no, a esta hormona, crece un cipote (digamos mejor que nace, ya que siempre crece cuando la situación lo demanda)  y se forman los testículos. Aunque el cuerpo haga los cambios propios del género masculino, los pezones seguirán permaneciendo debido a que se formaron antes de esta fase.

Debido a que existe un cierto nivel de estrógenos en los hombres, estos pueden experimentar en ciertos casos un crecimiento anormal de los senos, denominado ginecomastia. Esta patología tiende a producirse en periodos de desarreglos hormonales, como la adolescencia o en personas con problemas en el hígado.
De esta manera, los hombres también pueden desarrollar cáncer de pecho y producir leche, aunque son casos infrecuentes. Las glándulas encargadas de producir leche y los conductos encargados de transportarla a los pezones, están presentes igualmente en los hombres, y sólo necesitan una gran presencia de estrógenos para funcionar. En ocasiones el neonato nace con tal cantidad de estrógenos (transmitidos por su madre) en su cuerpo que sufre de galactorrea, la cual provoca que sus pechos produzcan leche.

Información de Straightdope.

2 comentarios:

  1. Desmond Morris sostiene la para mí muy plausible hipótesis de que los pezones masculinos están ahí para ¡gosarrrrrr! Va en serio. La naturaleza es muy sabia, y, de no mediar función, se los habría cargado (nos dejó la elegante cola -la de atrás- hecha cóxis, para fortalecer nuestro tenaz bipedismo). El órgano humano más desprovisto de "sentido" sigue siendo el clítoris (no vale para nada, como bien sabe el Vaticano). Y es que el goce, entre nosotros, es definitivo para la procreación. Esto incluye la carcajada, de la que somos bichos poseedores (¿cómo ligar sin la risa?). Hazte tic tic en los pezones, Tiberius, y relata la experiencia. Yo no paro desde que dejé lo de comerme las uñas (y tenderé a procrear con la que mejor me los toque).

    Aparte de esto, ¿qué ha pasado con el pezón derecho del híspido y arenoso maromo de la foto?

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  2. De momento la intención de la entrada era constatar la existencia argumentada del hecho pezonil varonil, sin entrar en otras aplicaciones o usos de los mismos, en su faceta orgánica.
    Ya entrando a trapo, yo también soy desmondmorrisiano al uso, si bien perdimos la cola, que no el rabo, dicha zona también es placenter no más, sobre todo si te pegas una hostia en la misma, que dejate tú de la dulce agonía, habemus orgasmo doloro.
    Dada la compatibilidad -a nivel de transplantes e imaginario idílico de las hembras de nuestra especie- con el gorrino no es de extrañar, que para gozo, busquemos insospechados topografismos anatómicos para disfrutar...puercamente.

    ¿El pezón?, cosas del Gimp: herramienta clonar.

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