domingo, 1 de mayo de 2011

¡Mamad malditos!.


Al parecer una  joven madre británica fue expulsada de un establecimiento público londinense por amamantar en público a su hija de siete meses; supongamos que los parroquianos del lugar también se estaban dando a la mamada etílica como mandan los canones, usos y costumbres de Albión. La reseña de EFE no aclara si el asunto lácteo lactante ocurría en fin de semana, cuando el británico se da en demasía a las mamadas (la etílica y la otra).

Lauren Beaman, así se llama la subsodicha, de 25 años y terapeuta de profesión, estudia la posibilidad de querellarse contra el club King William IV (vista la foto de la royal boda uno ya no sabe que pensar en asuntos de mamadas), en el barrio de Hampstead, por su expulsión del local.

Según explicó en una entrevista concencida al vespertino londinense Evening Standard, algunos clientes la empezarón  a dar la trisca mientras amamantaba a su retoño, y ellos se mamaban a la par, y hubo quién, incluso la aconsejó que se fuera al retrete a dar de mamar, que debe ser la costumbre usual del Club en cuanto a mamadas se refiere.

¿Les gustaría a ustedes cenar en un excusado?, les espetó Beaman, a quien la dueña del local obligó a abandonarlo junto a una amiga que está embarazada, no fuese a ser que ésta se pusiera de parto y hubiese dos mamoncetes más en el local dándose a tan pantagruélica lacto libación.

Según la ley británica de igualdad (con la de la Pajín esto no ocurriría, se terminaría con muchas leches de por medio), en vigor desde el año pasado, un establecimiento no puede prohibir a una madre amamantar en público, pero el propietario de un local tiene derecho legal a expulsar a cualquier persona del mismo, ley que no aclara el baremo a pagar, si te echan ,con relación a lo que hayas mamado de la pinta.

De acuerdo con los diretes de la dueña del pub, algunos clientes se quejaron de que la madre se sacara el pecho, ya que les producía un irrefenable ansia de fumar, mientras que otros expresaron su acojone a que fuera a cambiar allí mismo los pañales de su hija, con el consiguiente tufillo pestilente, ya que con la ley Antitabaco, en los baretos las nubes ya no huelen a lo que huelen,  lo que se sumaría a los ya habituales jumeles de pies, sobaquillo, palomino anal, palomino vaginal, orines (las tres últimas gotas), pachuli, channel nº 5, Lady Gaga nº3 (esperma y sangre menstrual), col hervida y un largo etc, que sería cansino de enumerar.

La madre baraja la posibilidad de protestar juntándose con otras mujeres en su situación para llevar a cabo un "amamantamiento colectivo". A lo que yo añadiría el que se sumasen las parejas que apoyen esta iniciativa realizando unas mamadas (según entienda cada cual) metafóricas.

Sería una acción similar al "morreo colectivo" de un nutrido grupo de homosexuales que protestaron recientemente en el barrio londinense del Soho por la expulsión de dos hombres que se habían besado en público. Pena que no llegarón a más, ya que hubiesemos asistido a una beau geste que permaneería secularmente insertada en los anales londinenses.

3 comentarios:

  1. ¡Qué gente más retrógrada y más hipócrita!
    Yo, cuando amamantaba, era cuando más a gusto exhibía mis tetas en público, y la única vez que me corté fue cuando el familiar de un familiar me dijo que nunca había visto una estampa más bonita que la de una madre amamantando a su hijo.
    (me corté porque me pareció que se fijaba más en mis tetas que en el hecho de la maternidad jajajaja)

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  2. Opino como belkis... en realidad se trata de deprabados y retrógrados.

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  3. La lactancia pública ultimamente anda muy denostada, no sé si será por la irreversible hipocritización de la sociedad actual.
    No me extrañaría que éstos que hacen aspavientos, luego sean los que en las playas se quedan en estado de encefalograma plano al contemplar un topless cualquiera.
    Lo de los jumeles del cambio de pañales lo entiendo..., pero si dejasen fumar olería menos.

    Belkis: ¡exhibicionista!.

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