Un algo cabroncetes sí que son, sí, sobre todo si tenemos en cuenta que para pegarse una galleta como la que tan elegantemente se pega la señora, vpues no hace falta nada de ayuda. Hace un par de días, sin ir más lejos, iba mi hermano por la calle, tan absorto con sabe dios qué, que se estampó contra una valla publicitaria, y con tanto énfasis y vehemencia, que cayó espatarrado al suelo inmediatamente después del ostión, quedando allí tendido y preguntándose, turbado, qué cojones le acababa de suceder.
A fuer de no ser cabroncete, para mi que tu hermano iba con el radar de combate puesto iluminando a una wenorra. Normalmente estas gayas vienen dadas por mirar algo que acapara intensamente nuestra atención. Ejemplo práctico tengo el de un colega que se tragó una señal de tráfico por mirar a una wenorra.
Si ya lo sé Tiberio, qué me vas a contar; yo misma, en mis años mozos [hace cuatro años], conseguí, sin proponérmelo, que un ciclomotor de reparto, con señor incluido, se empotrara contra la trasera de una furgoneta en la parada de un semáforo. Sin mayores consecuencias, claro.
Un algo cabroncetes sí que son, sí, sobre todo si tenemos en cuenta que para pegarse una galleta como la que tan elegantemente se pega la señora, vpues no hace falta nada de ayuda. Hace un par de días, sin ir más lejos, iba mi hermano por la calle, tan absorto con sabe dios qué, que se estampó contra una valla publicitaria, y con tanto énfasis y vehemencia, que cayó espatarrado al suelo inmediatamente después del ostión, quedando allí tendido y preguntándose, turbado, qué cojones le acababa de suceder.
ResponderEliminarLos del vídeo son unos verdaderos hijos de puta.
A fuer de no ser cabroncete, para mi que tu hermano iba con el radar de combate puesto iluminando a una wenorra. Normalmente estas gayas vienen dadas por mirar algo que acapara intensamente nuestra atención. Ejemplo práctico tengo el de un colega que se tragó una señal de tráfico por mirar a una wenorra.
ResponderEliminarSi ya lo sé Tiberio, qué me vas a contar; yo misma, en mis años mozos [hace cuatro años], conseguí, sin proponérmelo, que un ciclomotor de reparto, con señor incluido, se empotrara contra la trasera de una furgoneta en la parada de un semáforo. Sin mayores consecuencias, claro.
ResponderEliminarAy... eran buenos tiempos...