Si en vez de llevar un lagarto en maceración llevase una patita de guarro, ya sería perfecto, y le veo una gran utilidad. Los cristianos somos infinitamente superiores a los Muslims. Nosotros podemos comer lo que nos pongan en la mesa de lo suyo, pero ellos raramente podrán entrar en un mesón de Castilla (o de casi cualquier parte de España) y poder comer lo que la patrona ponga. Ya no entramos en cerdo y vino, sino en si el pollo o el cordero han sido sacrificados mirando a la Meca. Soy partidario de que a los Muslims inmigrantes se los invite, antes de obtener el permiso de residencia, a pincho de morcilla, pincho de chorizo, tapita de jamón serrano y dos copitas de tinto. Declinar esa invitación haría que el aspirante pudiera, con toda razón, ser declarado persona non grata para la Nación Española. Cuántos problemas ahorrados. Olé. ¡Viva el cerdo! ¡Viva el vino!
Si en vez de llevar un lagarto en maceración llevase una patita de guarro, ya sería perfecto, y le veo una gran utilidad. Los cristianos somos infinitamente superiores a los Muslims. Nosotros podemos comer lo que nos pongan en la mesa de lo suyo, pero ellos raramente podrán entrar en un mesón de Castilla (o de casi cualquier parte de España) y poder comer lo que la patrona ponga. Ya no entramos en cerdo y vino, sino en si el pollo o el cordero han sido sacrificados mirando a la Meca. Soy partidario de que a los Muslims inmigrantes se los invite, antes de obtener el permiso de residencia, a pincho de morcilla, pincho de chorizo, tapita de jamón serrano y dos copitas de tinto. Declinar esa invitación haría que el aspirante pudiera, con toda razón, ser declarado persona non grata para la Nación Española. Cuántos problemas ahorrados. Olé. ¡Viva el cerdo! ¡Viva el vino!
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