Jovenes terneras alemanas dadas a este clásico de toda la vida. Menos mal que no han sacado las viandas de la merienda-cena, pues pobres salchichas, o repertorio de excelencias ibéricas en todas sus formas y tamaños.
Os enlazo a una versión de este juego realizada por una bloguera española residente en Dinamarca.
¿ Alguién quiere jugar con ella?
Os enlazo a una versión de este juego realizada por una bloguera española residente en Dinamarca.
¿ Alguién quiere jugar con ella?
Por cierto ella, Lille Skvat, sostiene una teoría sobre el Poliamor o Poliamoría que merece la pena echarle un vistazo
Se han dejados los culos en casa. Y mira que yo estoy flaca.
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia cuando el travelo hace la rana. Por cierto, muy bien operado.
ResponderEliminarLa niña dinamarquesa no ha descubierto nada. Hace décadas que los antropólogos serios afirman que los seres humanos somos monógamos sucesivos con eventuales "picias" durante cada periodo monógamo (a diferencia de los chimpancés, por ejemplo, que son promiscuos de flipar). Eso es lo que conviene de manera natural (no cultural) para llevar adelante a nuestras desvalidas crías. Más de uno de cada diez hijos matrimoniales no son del padre (de la madre sí, claro). Eso sí, la niña dinamarquesa tiene el mérito de haber descubierto algo más que los que no han descubierto nada de nada de nada (que son legión y suelen ir a votar como macacos).
El juego tal como se presenta en el último vídeo es el que practicamos en mi cenobio la noche de San Juan. Con botella llena de Benedictine, a la cual damos chupito y, en nuestro caso, leemos pasajes del Cantar de los Cantares en alto para todos. Al día siguiente nos confesamos, claro.